
Valladolid es uno de esos lugares que te atrapan desde el primer momento. Su aire colonial, sus casas coloridas, sus cenotes en plena ciudad y la mezcla entre lo maya y lo español hacen que esta ciudad sea una parada imprescindible en cualquier ruta por la península de Yucatán. Aquí no solo se viene a pasear, sino a sentir la historia en sus calles, probar su gastronomía y descubrir rincones que parecen sacados de otro tiempo.
Además, desde aquí puedes organizar visitas a lugares tan impresionantes como Chichén Itzá, una de las 7 maravillas del mundo moderno. Si estás planeando visitar Valladolid, esta lista te servirá para conocer y organizar tu paso por la ciudad y aprovechar al máximo tu estancia.
Lugares que no te puedes perder
1. Pasear por el Parque Principal Francisco Cantón Rosado
El corazón de Valladolid late en esta plaza central. Es un lugar perfecto para comenzar a orientarte en la ciudad, observar la vida local y empaparte del ambiente. Aquí verás familias paseando, vendedores ambulantes ofreciendo marquesitas (conoce que es esta maravilla de snack callejero en nuestra entrada «Platos típicos que no te puedes perder en México«) o helados, y la famosa fuente de “La Mestiza”, símbolo de la unión cultural entre mayas y españoles. Siéntate en un banco bajo la sombra de los árboles y disfruta viendo cómo pasa la vida a un ritmo mucho más tranquilo que en otras ciudades de México.


2. Iglesia de San Servacio
Ubicada frente al parque principal, esta iglesia es uno de los emblemas de Valladolid. Fue reconstruida en varias ocasiones desde su construcción original en el siglo XVI, y cuenta con una historia curiosa: parte de sus muros fueron levantados con piedras de antiguas construcciones mayas. Su fachada sobria y sus torres gemelas dominan la plaza, y al entrar podrás sentir la mezcla entre lo colonial y lo indígena que caracteriza a la ciudad. Al atardecer, cuando se encienden las luces, el templo se vuelve especialmente fotogénico.


3. Caminar por la Calzada de los Frailes
Sin duda, la calle más bonita de Valladolid. Conecta el centro con el convento de San Bernardino y está llena de casas coloniales restauradas, fachadas de colores pastel, puertas antiguas y tiendas de artesanía. Aquí también encontrarás cafeterías con encanto, boutiques y restaurantes. Es uno de esos lugares donde querrás parar cada pocos metros para hacer fotos, porque cada rincón tiene su propia magia.


4. Palacio Municipal y su salón de murales
A pocos pasos de la iglesia se encuentra este edificio colonial que conserva su aire histórico. Lo más interesante está en su interior: murales que narran episodios clave de la historia local, desde los tiempos prehispánicos hasta la Guerra de Castas. Subir al balcón te regala además unas vistas muy bonitas del parque principal y de la iglesia de San Servacio, perfectas para una foto panorámica de la ciudad.

5. La Casa de los Venados
Una de las visitas más sorprendentes en Valladolid. A simple vista parece solo una gran casona colonial, pero al cruzar sus puertas descubrirás un museo privado con más de 3,000 piezas de arte popular mexicano. Cada rincón está cuidadosamente decorado con artesanías, murales, esculturas y objetos de todo el país. El recorrido se hace con guía, lo que lo hace aún más interesante porque te cuentan las historias detrás de las piezas y cómo fueron recopiladas por sus dueños. Si te gusta el arte, este lugar es un tesoro escondido.

6. Convento de San Bernardino de Siena
Este convento franciscano del siglo XVI está en el barrio de Sisal, conectado con el centro por la famosa Calzada de los Frailes. Es uno de los más antiguos de la península de Yucatán y tiene un encanto especial por sus muros robustos y su aire austero. Además, debajo del convento se encontró un cenote durante excavaciones, lo que lo convierte en un lugar aún más singular. Si vas de noche, no te pierdas el espectáculo de luces y proyecciones que cuenta la historia de Valladolid y su gente.


7. Museo del Chocolate Choco-Story
Si eres amante del chocolate (y aunque no lo seas, créeme que merece la pena), este museo te encantará. Está instalado en una casona colonial y te lleva a recorrer la historia del cacao desde su importancia en la cultura maya hasta su llegada a Europa. Lo mejor es que no solo es un museo para ver, sino para vivir: puedes participar en talleres donde preparan chocolate al estilo tradicional y, por supuesto, probarlo en diferentes versiones. El espacio también tiene un pequeño jardín botánico con plantas locales y un área dedicada a leyendas mayas. Una visita deliciosa y cultural a la vez, perfecta para descansar un poco del calor de Valladolid.


8. Probar la gastronomía local
Valladolid es un paraíso para los amantes de la comida. Aquí podrás probar platos típicos yucatecos como la cochinita pibil, el lomitos de Valladolid o el queso relleno. Y si lo que buscas es algo rápido y auténtico, no dejes pasar las marquesitas, unos crujientes rollitos de masa rellenos de queso y Nutella, que venden en la plaza por las noches. Comer en Valladolid es una experiencia cultural en sí misma.


9. Excursiones a los alrededores
Una de las ventajas de Valladolid es su ubicación estratégica. Desde aquí puedes organizar visitas a lugares tan impresionantes como Chichén Itzá, una de las 7 maravillas del mundo moderno, o a Ek Balam, menos conocida pero igual de fascinante y rodeada de selva. También hay cenotes preciosos en los alrededores como X’Keken o Samulá. Lo mejor es que todo está a unos 30 minutos en coche.

